PARA SER FUERTE Y VALIENTE

Hay desafíos que parecen gigantes y momentos en que el alma vacila. Pero hay una promesa antigua que sigue viva: una fuerza que no proviene de uno mismo, sino de una fuente eterna. ¿Y si ese llamado aún resuena hoy?

PARA SER FUERTE Y VALIENTE
Josué 1:7-9 — «Solamente sé fuerte y muy valiente. Cuídate de cumplir toda la Toráh que Moisés mi siervo te mandó. No te desvíes de ella ni a la derecha ni a la izquierda, para que tengas éxito dondequiera que vayas. Este rollo de la Toráh no se apartará de tu boca, sino que meditarás en él día y noche, para que cuides de hacer todo lo que en él está escrito. Porque entonces harás prosperar tu camino y tendrás éxito. ¿No te lo he ordenado Yo? ¡Sé fuerte y valiente! No temas ni te acobardes, porque YHVH tu Elohim estará contigo dondequiera que vayas».

En el cristianismo, tarde o temprano, a todos se nos enseñó que la Biblia dice que debemos ser fuertes y valientes porque el Señor está con nosotros. Como a mí, seguramente esta enseñanza fue una bendición y te alentó en más de algún momento de necesidad. Sin embargo, en este último tiempo nos hemos ido dando cuenta de que no habíamos entendido completamente el sentido de estas palabras: “¿No te lo he ordenado Yo? ¡Sé fuerte y valiente! No temas ni te acobardes, porque YHVH tu Elohim estará contigo dondequiera que vayas”.

Se trata de las instrucciones que el Eterno le dio a Josué cuando sucedió a Moisés como el guía de Israel. Hasta entonces Josué había sido el alumno de Moisés, pero tras la muerte del profeta le había llegado la hora de asumir una tarea colosal: liderar a más de un millón de israelitas (famosos por su rebeldía y su desorden) en la conquista de una tierra habitada por pueblos tan poderosos como crueles y violentos. Sin su mentor, Josué debió sentirse muy solo y vacilante, pero el Padre, en su infinito amor, lo fortaleció con estas palabras tan profundas y poderosas que nos han seguido alentado a todos sus hijos durante siglos. Que el Creador del Universo te diga “se fuerte y valiente” es algo poderoso. Te hace entender que, si tienes una actitud de fortaleza y valentía, puedes superar lo que sea y tener éxito en la tarea que tengas por delante. Asumiendo una actitud de fortaleza y valentía, Josué derrotó a los gigantes que habitaban la tierra.

La enseñanza es clara: si oyes a tu Elohim y asumes una actitud de fortaleza y valentía puedes derrotar a tus gigantes, no importa lo invencibles que parezcan. Con fe y perseverancia (emunáh) los vas a vencer para siempre y su recuerdo nunca volverá a tu corazón. El Padre te quiere decir “¡tendrás éxito! ¡lo vas a lograr! ¡créeme!”. ¡Esto es maravilloso!... pero solo si cumples los requisitos: “cuídate de cumplir toda la Toráh que Moisés mi siervo te mandó, no te desvíes de ella ni a la derecha ni a la izquierda” y “este rollo de la Toráh no se apartará de tu boca, sino que meditarás en él día y noche, para que cuides de hacer todo lo que en él está escrito”. ¡Es es la clave!

No eres como todo el mundo, ser fuerte y valiente sin Toráh te conducirá al fracaso, tus gigantes te devorarán. La clave es hacer lo que Yeshúa te enseñó: guardar las instrucciones del Padre, su Toráh. Y guardar la Toráh es estudiarla y ponerla en práctica. Es sólo en ese camino perfecto que puedes (y debes) determinarte a ser fuerte y valiente. Ser fuerte y valiente es fe, es emunáh. El Padre no puede hacerlo por ti, ser fuerte y valiente es algo que tu debes hacer por tí mismo. Así es que este día, mientras vivimos la proximidad de esta delicia que es el shabat, es un buen momento para que tomes lo que el Padre te ofrece: ser un vencedor, ser una vencedora.

Tu parte es guardar la Toráh con fe, y determinarte ser fuerte y valiente, cada día, ante cada dificultad, ante cada reto... ¡Y Dios estará contigo para darte la victoria!

Un abrazo, shalom!