YO CONOZCO TUS OBRAS
En medio de la presión y la oposición, la congregación de Éfeso fue reconocida por su arduo trabajo y perseverancia. ¿Qué significa realmente ser hallado fiel por el Mesías? Reflexiona sobre el valor de tus acciones en la luz de su conocimiento perfecto.

Revelación 2:2-3 — «Yo conozco tus obras, tu arduo trabajo y tu perseverancia; que no puedes soportar a los malvados, y que pusiste a prueba a los que dicen ser emisarios y no lo son, y los hallaste mentirosos. Tienes perseverancia, y has sufrido por causa de mi nombre, y no has desmayado».
Cada carta de Yeshúa inicia con la frase «yo conozco tus obras», que en el griego original implica un conocimiento íntimo, completo y constante. No es un simple «sé lo que haces» sino «yo veo, comprendo, y peso con justicia cada acción tuya». Yeshúa no se deja impresionar por apariencias. Él ve la motivación detrás de cada servicio, cada esfuerzo, cada sacrificio. Esto nos recuerda que todo lo que hacemos, aun en secreto, es visto por el Mesías. Alegramos su corazón cuando obramos con justicia, aun las cosas buenas que hacemos en secreto, sólo para honrar su nombre. También alegramos su corazón cuando confiamos y ponemos nuestras cargas en él, y cuando hacemos todo lo que él nos enseñó con un corazón alegre y agradecido.
Revelación 2:23 — “Y todas las congregaciones sabrán que yo soy el que escudriña las mentes y los corazones.”
Yeshúa comienza su carta a Éfeso reconociendo su «arduo trabajo» y «perseverancia». El texto original dice que los hermanos de Éfeso hicieron un esfuerzo extenuante que implicó un sacrificio personal. Los hermanos se entregaron con diligencia y constancia al servicio del Reino. El término «perseverancia» (gr. hypomoné) significa que continuaron sirviendo fielmente bajo una fuerte presión. Los hermanos de éfeso no sólo fueron constantes en el tiempo, sino que permanecieron firmes con una gran convicción en medio de una tremenda oposición. Esto es exactamente lo que Yeshúa había enseñado:
Mateo 24:13 — «Pero el que persevere hasta el fin, ese será salvo».
Lo siguiente que Yeshúa destaca es que «no puedes soportar a los malvados». Esta es una virtud espiritual poco popular: aborrecer el mal (Salmo 97:10). Esta comunidad no era «políticamente correcta» respecto al pecado, no trataban el pecado con una actitud de tolerancia sino que aplicaban el discernimiento moral y el amor por la verdad que aprendieron de las Escrituras. Esto no significa que andaban por la ciudad señalándole los pecados a los gentiles, no se trataba de palabras sino de tener una disciplina estricta, ética y moralmente, dentro de la propia comunidad.
Romanos 12:9 — «Aborrezcan lo malo, aférrense a lo bueno».
Salmo 45:7 — «Tú amas la justicia y odias la maldad; por eso te ha ungido Elohim…»
Para tener esta clase de disciplina se necesita tener un concepto claro del bien y el mal que solo puede ser fruto de un compromiso profundo con el estudio de las Escrituras en cada hermano de la congregación. Es esta disciplina la que les permitió poner a prueba a los que «dicen ser apóstoles». Los hermanos examinaban cuidadosamente las enseñanzas de cada maestro que llegaba a la congregación, sin dejarse llevar por títulos o recomendaciones. Como los de Berea, lo ponían todo a prueba con las Escrituras, es decir, la Tanaj (el NT no había sido escrito en ese tiempo).
Hechos 17:10-11 — Enseguida los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas a Berea, los cuales, al llegar, fueron a la sinagoga de los judíos. Estos eran más nobles que los de Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando diariamente las Escrituras, para ver si estas cosas eran así.
El estudio profundo y constante de la Toráh le permitió a los hermanos de Éfeso descubrir a los falsos apóstoles, incluso si estos hicieran milagros y señales:
Deuteronomio 13:1-3 — «Si se levanta en medio de ti un profeta o soñador de sueños, y te anuncia una señal o un prodigio, y la señal o el prodigio se cumple, acerca del cual él te había hablado, diciendo: “Vamos en pos de otros dioses (a los cuales no has conocido) y sirvámoslos”, no darás oído a las palabras de ese profeta o de ese soñador de sueños; porque el SEÑOR tu Dios te está probando para ver si amas al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.
Yeshúa continúa la carta señalando que la congregación de Éfeso sufrió por su nombre y no desmayó. Sufrir por el nombre de Yeshúa no siempre es por la persecución externa, con frecuencia viene de la incomprensión y rechazo de otros creyentes. Pero el sufrimiento aquí es más que «sentirse mal» por una crítica o un insulto. Los hermanos de Éfeso sufrieron daños y pérdidas reales sólo por identificarse con Yeshúa y obedecer sus enseñanzas. A más de alguno de nosotros nos ha tocado vivir el rechazo o las burlas de otras personas por guardar la Toráh, incluso de parte de hermanos cristianos o judíos, pero aun no hemos llegado a ser perseguidos o a sufrir violencia por nuestra emunáh. Los hermanos de Éfeso sí estaban expuestos a esas cosas, y sin embargo Yeshúa los elogia por no desmayaron, es decir, no decayeron emocionalmente sino que se repusieron rápidamente y siguieron adelante.
Gálatas 6:9 — «No se cansen de hacer el bien, pues a su tiempo segaremos si no desmayamos».
En resumen, Yeshúa elogia las obras de los hermanos de Éfeso destacando su disciplina, su perseverancia en medio de la presión, su celo en la pureza doctrinal, su intolerancia hacia el mal, su disposición a sufrir por causa de su nombre y su discernimiento espiritual. A mi eso me conmueve, Me pregunto si nosotros como comunidad tenemos la misma disciplina que los hermanos de Éfeso, si estamos preparados para sufrir persecución en el nombre de Yeshúa, si tenemos la madurez espiritual para enfrentar el mal como debemos. ¿Qué dices tú? ¿Estamos sirviendo con la misma entrega? ¿Nos hemos vuelto tolerantes con el mal por temor a ofender? ¿Probamos las enseñanzas que escuchamos o las aceptamos sin filtro? ¿Sufrimos por el nombre de Yeshúa con gozo, o desmayamos ante cualquier dificultad?
Un abrazo, shalom!